Este fenómeno climático está relacionado con el calentamiento del océano Pacífico oriental ecuatorial. Presenta una relación física entre la fase de alta presión anómala en el océano Pacífico norte, con la fase de calentamiento poco frecuente del océano Pacífico oriental.
De acuerdo con la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), El Niño provoca temperaturas altas previas a la época de lluvia, canículas severas (sequías), déficit o excesos de lluvias en las vertientes del Caribe y Pacífico e irregularidad en el establecimiento, distribución y culminación de la temporada.
En el territorio guatemalteco, se presenta con una frecuencia que oscila entre los 4 a 7 años, el cual incide significativamente en la disminución de la lluvia, en el país se presentan sequías severas, que por ende impacta en el caudal disponible para generación energética.
¿Qué se espera?
Durante el presente año hidrológico 2023-2024, el fenómeno El Niño presenta una probabilidad de ocurrencia al menos del 80 %, lo cual impactará significativamente en la disminución de la lluvia y del escurrimiento superficial en las cuencas hidrográficas. De acuerdo con el Ing. Juan Carlos Fuentes, especialista en hidrología y recursos hidráulicos del INDE, «esta disminución de lluvias durante el presente año hidrológico tendrá impacto significativo en los caudales en la época seca “de estiaje”, el cual se denomina en hidrología como el Fenómeno o Efecto de Persistencia».
Cabe mencionar que el comportamiento de la lluvia en la cuenca del río Chixoy durante el año hidrológico 2022-2023 fue mayor al promedio histórico, el cual osciló entre 20 y 30 %.
«En la histórica reciente, el año hidrológico que fue más impactado por el fenómeno El Niño, en el territorio nacional, fue el 2016-2017, en donde el caudal para el caso del río Chixoy fue menor al 50 % del promedio histórico. Este año hidrológico corresponde al valor mínimo observado en la serie temporal a partir del año 1982», dio a conocer el Ing. Fuentes.
Impactos
Los principales impactos del fenómeno El Niño en la región centroamericana y en el territorio nacional, son los siguientes:
- Disminución de la lluvia, escurrimiento superficial y recarga hídrica
- Incremento del estrés hídrico.
- Déficit hídrico en usos consuntivos, como agua para consumo humano y producción de alimentos, lo cual implica riesgo para la salud humana y seguridad alimentaria.
- Incendios forestales, al disminuir la humedad del suelo e incrementar la temperatura ambiental.
- Incremento de las condiciones de canícula durante agosto.
- Disminución de generación de energía en plantas hidroeléctricas, lo cual impacta en el comportamiento de la matriz energética.
¿Qué podemos hacer ante esta amenaza natural?
- Propiciar la reforestación en áreas degradadas.
- Implementar el manejo integrado de cuencas.
- Continuar con el monitoreo meteorológico e hidrométrico.
- Propiciar el uso eficiente y racional de los recursos hidráulicos, tanto en proyectos de uso consuntivo como de uso no consuntivo.
- Manejo eficiente de los embalses de generación anual, con el objetivo de alcanzar la mayor disponibilidad de volumen para su almacenamiento y uso en generación energética en épocas de mayor demanda, con el objeto de garantizar la seguridad energética y la operación de la maquinaria electromecánica en las plantas de generación.
- Diversificar la matriz energética mediante el uso de otros recursos naturales renovables, como lo es la energía solar, eólica, biomasa, entre otros, lo cual mitigará los impactos en la disminución de la generación de energía con recursos hidráulicos.